Sebreli, aparte de su "Buenos Aires vida cotidiana y alienación" la ha pegado en más de una ocasión. La última en que se destacó del coro general fue en el 2001 cuando ante las premisas "que se vayan todos", democracia directa, asambleísmos, país fallido, bla bla dijo claro que la única democracia posible es la representativa, que lo único que puede venir de tales movidas "asambleístas" es un hombre providencial, una dictadura y que la mejor forma de salvar el sistema era - como felizmente ocurrió - que el aburrido sistema opere los remplazos presidenciales que hicieran falta hasta que unas elecciones normales den nuevas autoridades.
¿Cuáles son los mayores logros de la década?
-Creo que el criterio es tomar el conjunto, porque
hasta los peores gobiernos tienen algo bueno. Por eso juzgo el
conjunto. Y el conjunto es negativo.
-¿Por qué?
-Porque se ha impuesto un sistema político autoritario,
que llamo cesarismo plebiscitado, que es una figura de Weber, o
neopopulismo latinoamericano. Un sistema contrario al sistema
democrático republicano. También por el lado económico se ven los malos
resultados. Es un modelo basado en el predominio del consumo sobre la
producción y el subsidio de industrias sin capacidad exportadora. Un
modelo que sólo puede sostenerse mediante inflación, endeudamiento y
vaciamiento del Banco Central y de las cajas de jubilación. Un modelo
inflacionario que crea un apogeo, las famosas fiestas peronistas, que
duran cinco años en casi todos los casos. De nuevo estamos llegando al
fin de ciclo, estamos pagando el fin de fiesta. Ya hemos vivido este
ciclo y sabemos que termina mal.
-¿A qué atribuye esa repetición cíclica?
-A que sectores de la sociedad argentina carecen de
memoria y buscan autoengañarse. No hago cuestiones personales. Digo que
estamos al borde de pasar a un sistema casi totalitario.
-¿Dónde ve ese pasaje?
-En la politización total de la vida cotidiana que se
está realizando, que es típica de los sistemas totalitarios, en la
invasión política de los aspectos de la vida privada y en la vigencia de
un liderazgo carismático, de un líder que se dirige directamente a las
masas y prescinde de intermediaciones, tanto de los poderes como de
los medios.
-¿Encuentra diferencias entre la presidencia de Néstor y los mandatos de Cristina?
-Es que no hay tal cosa. El modelo es exactamente el
mismo. Siempre que hay un dúo en el poder el que se muere es el positivo
y el que queda es el negativo. Lo que pasa es que a Néstor le tocó la
parte de la fiesta y ahora al cristinismo tardío le toca la parte del
costo del despilfarro. El lodazal de hoy es producto de las tormentas de
ayer.
-¿Hay algún aspecto en el que el kirchnerismo haya sido absolutamente originial?
-No. El kirchnerismo no es más que un episodio del
peronismo. Los diez años están dentro de más de 50 años de peronismo. No
se puede criticar al kirchnerismo sin criticar al peronismo. Los
antecedentes son el bonapartismo estudiado por Marx, y retomado luego
por Weber con la idea de cesarismo plebiscitado.
-¿Coincide con que el kirchnerismo promueve una polarización de la realidad?
-Sí. Es lo que plantea Carl Schmitt y que expresan el nazismo y el fascismo, dos formas exacerbadas de populismo.
-¿Se puede volver de esa polarización?
-Únicamente mediante el fracaso electoral de Cristina
en las próximas elecciones. De otra manera, se va a profundizar. Cuanto
peor le vaya al Gobierno, peor va a ser, porque el sistema es doblar la
apuesta. Cambio promovido por el propio kirchnerismo no va a haber.
-¿Cómo va a retratar la historia la década kirchnerista?
-Insisto: no hablo de la década kirchnerista. Hablo del medio siglo populista.
-¿Cómo explica la vigencia del kirchnersimo en el poder?
-Por el relato. La gente se deja guiar por los relatos.
Uno podría estar de acuerdo con el relato, pero el problema es que no
tiene que ver con la realidad. Además, la oposición no tiene relato, o
tiene un relato poco atractivo. El populismo es atractivo, es
fascinante, es una epopeya. Hablar de leyes, de la independencia de los
poderes, es más gris, no atrae. El relato es fundamental. Incluso
entusiasmó a intelectuales a los que el relato les encanta: pueblo
contra oligarquía, gesta heroica. El relato engancha a la gente menos
culta y a algunos intelectuales.
-¿Tiene vida el kirchnerismo más allá de Cristina?
-No. Porque no hay candidato a la sucesión. La prueba
es la fuerza que están haciendo para encontrar heredero. Les queda hacer
una reforma constitucional o intentar algo a través de la amplia
mayoría que tienen en el Congreso.
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