Lo afin, en fin, no se molesta mucho en juntarse. ¿para qué?. Ya se descuenta que alguna fuerza natural se encargará de ello.
Lo pesado va al fondo y lo liviano flota.
Lo magnético apunta para el Norte.
Los hombres obsesionados con rubias casquivanas que los dejan pelados en poco tiempo se conocen en las antesalas de los abogados que defienden sus causas de divorcio o en los clubes donde van a buscar otras rubias casquivanas - pero esta vez, sí, ésta es distinta...
Lo interesante ocurre luego, cuando los elementos llegan al fin a ese nivel o sustrato al que indefectiblemente iban a llegar igual, todos ellos, por simple gravedad o capilaridad o electromagnetismo o por ser ambos socios del Atlético y Recreativo Boching Club, y viéndose el uno al otro quieren suponer que el Destino los unió por alguna razón muy especial. Surgen amistades a muerte o amores eternos.
En el cuello del porrón dos burbujas grandes chocan entre sí y con otras y para llenar todo el espacio dejan de ser esferas y se vuelven hexáedros por un rato.
- Esto no me pasó nunca - dice la burbuja A - debe ser porque estamos juntos.
- Es porque lo nuestro es para siempre - dice la burbuja B y acto seguido ambas implotan, saltando a un sublime estado superior o desapareciendo para siempre, vaya uno a saber.
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