Heráclito, uno de los primeros entropistas oficialmene reconocidos por la Sociedad Carnotista del Río de la Plata, fue el griego ese que dijo que uno nunca se baña en el mismo río porque el agua que corre nunca es la misma - ni, si me apuran, la arena o los guijarros del fondo que también ruedan y cambian ni la vegetación costera que muere y renace primavera tras primavera ni los pájaros que trinan en las orillas ni nada.
El tipo viene así a hacer notar que la Forma a la cual nos aferramos como referencia y guía está permanentemente recorrida por otros elementos menores que la habitan y abandonan permanentemente. La Estructura, destinada a colapsar, permanece un rato ahí alimentada por un desperdicio de energía que la construye. Como Todo.
Cómo puede hacer entonces un Ente cualquiera para demostrar que es él mismo si en realidad ha cambiado como debe cambiar todo Ente para seguir existiendo.
Eso mismo le pasó a mi tía en la sala del consultorio del médico, medio siglo atrás, cuando estando sentada estiró su pierna y el tacón de su zapato rozando sobre las baldosas emitió un ruido absolutamente similar al que produce la emisión de una flatulencia humana. Súbitamente acongojada por el decoro dada la presencia de otros pacientes en la sala volvió a retraer la pierna y volvió a deslizar el pie convencida de que ahora estarían todos mirándola de reojo y comprobarían el parentesco de sonidos.
Pero no pudo hacerlo sonar igual por más que lo intentó varias veces.
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