viernes, 25 de abril de 2014

Pupin y Heaviside

Como quiera que sea, después que tiraron el primer gran cable submarino para transmisión telegráfica de un lado al otro del Atlántico los mensajes se distorsionaban tras muchos kilómetros de cables y llegaban confusos. Puro ruido.
El Jefe de Telégrafos de su Majestad opinó que había que ponerle más potencia a la cosa, y le pusieron, a resultas de lo cual se quemó el primer gran cable submarino que cruzaba el Atlántico. En algún punto de su extensión su protección se habrá fundido, y kaput.
Heavisde opinaba exactamente lo contrario que el Jefe de Telégrafos de Su Majestad. No hacía falta más potencia, no hacía falta más capacitancia, sino más inductancia - que viene a ser, para ponerlo simple, como algo opuesto a la capacitancia.
Una bovina cada tanto distancia, para que el mensaje se retorciese sobre sí mismo y siguiese su camino.
Para el Jefe de Telégrafos de Su Majestad, había que gritar bien fuerte de una costa a la otra del Atlántico, para que el mensaje llegara bien..
Para Heaviside, no importaba que se debilite el grito, importaba que cierto eco lo mantuviese claro y limpio, No importa cuán débil, pero claro.
Publicó muy rápido, y se ocupó de la parte comercial muy luego, y la verdad es que su idea ya era de conocimiento generalizado para cuando atinó a sacar una patente. Habían expirados los cinco años de exclusividad y ya era - su idea - un bien de uso público.
Eso fue un gran problema para la ATT - American Telegraph and Telephonic Company _ porque lo que es de todos es de nadie y ellos querían la exclusividad sobre la idea de Heavisde.
No podían patentarla, pero podían patentar una mejora o variante sobre la misma.
Por cierto Heavisde no había aclarado cada cuánto convenía poner sus bovinas de inducción. Un investigador de la ATT, Campbell, halló una buena optimización de ello.
Pero a los abogados de la ATT les pareció que un invento - o mejora - interno sería voluble en los Tribunales. Cualquier juez diría que el monstruo capitalista se había birlado el genio de otro pobre inventor solitario Mejor comprar algo que la Oficina de Patentes ya le hubiese reconocido a un tercero.
En ese momento aparece Pupin, que había desarrollado lo mismo que Campbell, inclusive en forma más tosca, y le habían dado una patente por ello.
Le pagaron pues a Pupin medio millón de dólares por la patente del cable de larga distancia con bovinas de inductancia, un idea que básicamente era de Heaviside y que Campbell, de la propia ATT, había perfeccionado mejor.
Igual fueron a ver a Heaviside ,deseosos de contratarlo, pero les dio un portazo. Nunca le importó el dinero. Si le reconocían el mérito de la idea original estaba bien, sino que se fueran al demonio. Murió sordo, enfermo y pobre como había sido toda su vida.
Pupin iba cada tanto a la ATT, pero las frías miradas de los ingenieros que lo sabían titular de una idea principal que era ajena y una secundaria que otro había superado lo mortificaron más y más.
Publicó al fin "From inmigrant to inventor" y tuvo, otra vez, un éxito bárbaro. Fue el manual de todo escolar norteamericano que quisiera convertirse en giro-sin-tornillos durante varias décadas.
Para los que conocían toda su historia, el libro no sería en realidad el típico relato norteamericano sobre el triunfo personal sino un grito desde el Infierno dado por  alguien atormentado por la culpa de explotar un mérito ajeno.
Pero vaya uno a saber.

2 comentarios:

  1. Que alegría leerlo otra vez, Ulschmidt. Ya se imagina, esto de resurgir una y otra vez, es como un morir y resucitar, que no deja de dar miedo... un día, uno se queda a mitad de camino, y ya vió como son esas cosas... dos mil años después, hay una multitud que aún lo espera, con religión y todo!

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  2. Sí, esto de aparecer y desaparecer no es del todo sano para los afiliados a la Sociedad Carnotista, que año tras años parece que enviamos mensajes a no sabemos donde, y que exporádicamente recibimos notificación de no sabemos quién.
    Seriedad! O devuélvanos las cuotas.
    Pupin y Heaviside no dejan de ser unos "correctos" seguidores de Tesla en cuanto a que nunca fueron reconocidos en su tiempo.
    Cuídese Ulschmidt, y si sigue escribiendo por ahí, deje muestras por aquí.
    V.

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