martes, 30 de abril de 2013

Un millón de pequeños bosquecillos

Donde es particularmente útil el árbol es en la ribera, en las costas, junto a los cursos de agua, en las cañadas, en los bajos.  La humedad adicional que necesita para su buen desarrollo aparece ahí así que aún las regiones de pastizales y estepas y desiertos ven surgir el árbol junto al cauce hídrico. Pero además esa es una zona de acumulación y tránsito de nutrientes claves: desde el interior fluyen por desague y por flujo sub-superficial los nutrientes y el curso de agua, a su vez, colecta residuos vegatales y minerales disueltos y los vuelve a derramar a sus costados en cualquier crecida.
El árbol, su profundo sistema radicular, captura estos componentes claves: el fósforo, por ejemplo, tan vital para la vida, y lo retiene en su fase terrestre. De otra forma su vertido al sistema fluvial podría terminar en el mar, y de allí al fondo, y de allí esperar tiempos geológicos para algún tectónico movimiento lo restituya a la superficie.
El árbol, su tronco mismo y sus raíces y ramas operan de retén de todo aluvión, de toda precipitación de material, fijan el suelo. La producción de madera en islas fluviales y riberas no es novedad, los sistemas silvopastoriales - esto es, el pastoreo de hacienda en bosques dedicados a producir madera - una clásica recomendación.
Las largas y salitrosas cañadas que cruzan la llanura argentina a menudo pueden irse ganando, lentamente, por los bosques. El árbol puede abatir la napa por consumo de agua y sombrear el terreno para evitar la evaporación que hace ascender las sales.Los montes naturales fueron arrasados por incendios para darle paso al ganado y luego a la agricultura, todo en suelos pobres que se agotaron muy pronto.
En las periferias urbanas, el árbol aporta el necesario bosque recreacional, el pulmón, en los linderos bajos de cada ciudad ayudan a establecer como no habitables terrenos bajos que de otra forma serían invadidos por marginales. Tomemos el ciclo clásico que también se vio en La Plata pero podría encontrarse en Santa Fe, Resistencia, Reconquista, Rosario y docenas de ciudades costeras:
1) El terreno bajo se declara baldío, pulmón hídrico, inhabitable por ley
2) Los marginales y pobres de todos modos lo ocupan
3) Los sucesivos gobiernos se ven en la necesidad de protegerlos, tarde o temprano, y avanzar con obras de ganar el valle inundable para la ciudad y mejorar mucho el drenaje prexistente. Se termina gastando así en "los pobres" una fortuna para darle valor a los terrenos que ellos ocuparon porque no valían nada, precisamente.
Es evidente pues que algo debe hacerse con la zona de destinada a ser amortiguadora de crecidas, y una de las cosas más fáciles es arborizar. Lo mismo sobre terrenos de relleno sanitario donde no deben levantarse viviendas.
Lo que ocurre en el ámbito rural es la falta de minieconomías adaptativas. La Naturaleza sabe plantear ecosistemas especializados en pocos kilómetros o aún cientos de metros de ancho, en franjas, pero a la economía le cuesta más. A un agricultor o ganadero neto convivir con una zona arbórea de amortiguación a ambas márgenes del arroyo o en el eje de la cañada  le parece un desperdicio. No suele explotarlas directamente y la explotación esporádica por terceros es compleja. Producir miel, retirar frutos, talar selectivamente madera, pastorear esporádicamente, son todas actividades fastidiosas y menores. La dirección y planeamiento centralizado de estas cosas en general es un horror pero algunos razonables incentivos fiscales podrían mantenerse y ampliarse.  La exención impositiva de las zonas de amortiguación arborizadas. La miel, que en general es actividad de pequeños productores, no se conoce que contamine ni degrade ningún sistema y al contrario es una bendición para la polinización de las plantas, debería tener un IVA diferencial de media tasa  y cero gravámen exportador. Los "frutos del monte" de todo tipo, colectados en forma sostenible, lo mismo. El stock de madera a talar, los bosques, deberian ser siempre activos no valorizables impositivamente en los balances de las empresas.

jueves, 25 de abril de 2013

Coma Manzanas

Coma Manzanas decía una propaganda de mi niñez. Fue una ocasión en que el Valle del Río Negro tuvo superproducción y la asociación de productores lanzó una campaña nacional apelando a las bondades del fruto prohibido.
Otras veces lo han hecho con la uva de mesa. Como modestos exportadores de fruta que somos, el fruticultor nacional espera que cada estación nos comamos patrioticamente las frutas que a ellos les sobran .
 Como sea en general no ocurre y las frutas en general van retrocediendo en el menú de los occidentales modernos. La fruta corresponde al postre, una segunda o tercer etapa de las comidas principales que creciéntemente se deja de lado por cuestiones de tiempo y aún si se consigue llegar ahí, al postre, surge una enorme competencia de productos más elaborados: flanes, helados, dulces, chocolates. Quien va a querer una manzana.
Y sin embargo, si nos acordamos de los bonos del carbono, valdría la pena revisarlo. Los bonos del carbón decían que los países netamente productores de CO2 debían tributarn una suerte de Impuesto Mundial por contaminar con el efecto invernadero y los otros, los cultivadores de bosques, cobrarían por sembrar más pinitos.
No se qué pasó con los bonos de carbono y ni me da por buscar en Internet. Apuesto a que China, ahora uno de los mayores productores de CO2, decidió no pagarle por contaminar a nadie y todo se fue al diablo.
Pero basta con promover el consumo de frutos de árboles, es decir, el fruto de esosistemas más maduros que las praderas o sea el fruto de cultivos que capturan mucho más intensamente el CO2 atmosférico.
Las companías fabricantes de comida elaborada se matan para componer unos alimentos que sean ricos, lindos, equilibrados, nutritivos, saludables. Cultivan leches con colorantes y saborizantes con pedacitos de... ¿cómo se llamaban? ah, sí, de frutas. O mezclan cereales con eso. O harinas con eso.
Las futas ya tienen todo. Tienen buen aroma, buen color, gusto, aspecto. Pueden ser hasta sensuales o lujuriosas. Tienen azúcar pero del bueno - no sacarosa sino fructosa - tienen la fibra tan recomendada, tienen vitaminas. Tienen un alto contenido de agua. Las frutas tienen 70% de agua absolutamente sana y valen menos que la botellita de agua mineral.
Se mantienen en buena forma bastante tiempo, con ayuda de algún empaque o frío mas aún. Pero tampoco necesitan recipiente, no hay que cocinarlas, prepararlas - aunque también se pueden cocinar y preparar si uno quisiera.  Para el moderno ciudadano urbano oficinista acelerado que anda de aquí para allá comer fruta sería lo más parecido a lo recomendable pero en cambio abandona la fruta y se compra un alfajor y se toma un gatorade.
Las frutas en principio no generan envases descartables. 
La fruta tiene la desgracia de no tener marca y por tanto no ser apetecible por las grandes companías formadoras del gusto moderno.
Tanto insistimos con la copa de leche en las escuelas ¿y con la hora de la fruta?. Ahora insisten conque los quioscos escolares tengan comida sana porque los niños obesos se multiplican ¿y las frutas para cuando?. ¿Las empresas porqué no ofrecen frutas en vez de caramelos en esos cuencos que ponen en los escritorios cuando uno va a hacer un trámite?. Google y todas esas companías modernas para Nerds porqué no ponene frutas en las áreas de descanso. Ni qué decir la computadora de la manzana.
Y todo eso ayuda al árbol, a quemar menos fuel porque los cultivos arbóreos son menos petróleo-dependientes y a sintetizar más CO2 de la atmósfera y a generar más mano de obra entre pobres recolectores y pequeños fruticultores. 


miércoles, 24 de abril de 2013

Basta ir al Diagramma de Thornwaite para verificar que un aumento de temperatura o un aumento de precipitaciones (dos de las secuelas más comunes del calentamiento global) nos despalzan de una pradera a un bosque en la mayoría de los ecosistemas.
El árbol avanza pues, y lo lógico sería no resistirlo.  Como la técnia humana principal es provocar la precesión, es decir, retroceder a estadios más primitivos del ecosistema, liquidar el bosque o impedirlo y provocar la pradera - en forma de monocultivo - es el primer impulso.
Uno de los principales problemas de explotar árboles y no digamos bosques es la captura de los frutos. Las gramíneas en general admiten su destrucción anual al momento de consecharlas. Pero las plantas mayores no, deben ser cosechadas por medios no destructivos.
Eso nos lleva a:
1 - Individuos de muy bajos ingresos colectando a mano o,
2 - Máquinas más o menos sofisticadas colectándo con algún daño no letal a las plantas y con algún grado de pérdida de calidad del fruto,
Falta el item 3,
3 - La máquina ergonométrica, dedicada a potenciar al humano que la opera sin sustituirlo con rodetes, cepillos, vibradores, cintas, cables, etc...
Máquinas que ayuden al operario a subir, bajar, andar entre ramas altas, colectar racimos y frutos, envasar in situ, transportar.
Que se yo: el tipo podría estar caminando junto a la planta, cortando y podando, echando a una caja, pero la caja podría ser transportada por el minirobot que va y vuelve al camión a descargar, en un recorrido simple, orientado por GPS.
O el robot podría estar identificando groseramente los frutos por color, forma, tacto en el campo, a travéz de una cámara de televisión, y el operario frente a la pantalla da el OK final para hacer el corte del fruto realmente maduro.
O el tipo ir colgado de una estructura- puente móvil por ruedas, colectando, seleccionado, y la estructura que lo lleva encargarse de la limpieza, empaquetado, llamado de robots auxiliares para el transporte.
O el tipo avanza simplemente tocando el fruto que desea ser colectado, dejándo un breve rastro químico aplicado por su guante especial y el robot tras él cuenta con los programas para aproximarse al fruto y colectarlo. 

sábado, 13 de abril de 2013

El árbol



El árbol, pues, viene a ser la gran solución del Cambio Climático.  Los suelos reciben más agua y más calor para evaporar esa agua y muchos intentan mudar a bosques - en tanto que la actividad humana, simplificadora, trata de talarlos y quemarlos para ganar tierras de cultivo mecanizado.
Los econsistemas simples o simplificados o arrasados pierden energía por todas partes y los ecosistemas maduros y complejos la retienen en gran medida.  Y en el caso de los bosques la retienen sintentizando carbón que es ideal para eliminar CO2 de la atmósfera.
Pero el complejo monte no puede ser aprovechado como una pradera. dedicada al monocultivo. Los frutos múltiples obligan a cosechas manuales, dispares, pequeñas. Un monte puede producir algo de carne por el pastoreo de animales diversos, puede producir miel silvestre o de colmenas, puede producir frutos diversos para el consumo, madera, carbón de leña, caza, esparcimiento, hierbas medicinales, pero la junta de todo eso normalmente es tarea de gente pobre y subreviviente que no puede compararse con la industrializada producción de un sólo tipo de grano, sembrado, cuidado, fertilizado y cosechado con grandes máquinas.
Como sea, el truco humano siempre fue "simplificar" los sistemas para extraerle más rápido y para aplicar mejor su tecnología de producción y recolección. Y si no puede ejercerse a escala industrial, queda para la marginalidad social y económica.
Por eso los "bonos de carbono" no estaban mal en el concepto, aunque ya perecen una moda pasada. Siempre tuvieron un olorcito a cosa inviable, demasiado burocrática y demasiado ideal.  No, la clave es ir a explotación de sistemas naturales complejos porque conviene, no porque alguien paga un bono promoviendo eso para ganar un derecho a contaminar en otro rincón del Globo.  Hay que desarrollar otras tecnologías

domingo, 7 de abril de 2013

La Arborización de las Pampas

La arborización (y natural, eh) de las Pampas parece estar ocurriendo aquí y ahora. Una bióloga boliviana dedicada a la preservación del guanaco en Sudamérica la registra, agrónomos lo confirman aquí y allá.
Desde luego todo el tiempo ecuchamos lo contrario,  a saber, que se desmonta para sembrar. Pero eso es obra humana.
Incluso escuchamos la teoría de que si se multiplican los Años Niños la jungla amazónica peligraría.
Pero esto sería un fenómeno natural inverso. En el área subtropical de Sudamérica, en las sabanas, los árboles vienen con más fuerza.
No saben muy bien porqué ocurre: Hay más CO2 en el ambiente, desde luego, y eso es un factor que alimenta una vegetación mayor.  Havría ciertos cambios químicos en los suelos.
Acá, en la Sociedad, le prestamos particular atenión a los argumentos hidrológicos: Con temperaturas más altas y sequías más extremas, las hierbas se "cocinan" más rápido y se secan. Los árboles resisten más.
En períodos lluviosos las hierbas sólo tienen a su alcance unos cuantos centímetros de humedad para explorar, los árboles y sus raíces mucho más. Tienen más reservas a su alcance.  Eso en cierto sentido siempre es así, pero un aumento de la variablidad en los fenómenos provoca que quien tiene mayor "pulmón" para amortiguar las oscilaciones adquirirá una ventaja adicional.
Las hierbas habitan el mejor rango de fenómenos: en la superficie, cualquier pequeño riego lo aprovecha con su mínimo sistema radicular. La fertilidad superficial es la mayor - por el depósito de polvo con minerales útiles, por la materia fecal de los herbívoros, por la putrefacción de plantas muertas - y el pastoreo o los incendios periódicos podan y eliminan materia vieja y despejan el terreno para más brotes.  Pero las zonas más calientes y húmedas del Planeta no se conforma con sábanas, desarrollan bosques lluviosos.
Entonces, pues, se vienen los árboles y el asunto es que árboles en las sabanas es algo que siempre repugnó a la agronomía moderna. No dejan pasar máquinas, no permiten el monocultivo o la dedicación exclusiva. Manejos combinados como la silvicultura - producir madera con los árboles  y carne con las animales que pastorean a la sombra de esos árboles - son complejos  y resistidos.  La cosecha de frutos del monte todavía es vista como un recurso de campesinos en economía de superviviencia.
Vendrán los árboles, cada vez mejor y solitos, pero la tendencia será a seguirles dando con el hacha. 

jueves, 4 de abril de 2013

Las improbables probabilidades

Las curvas de Intensidad Duración Frecuencia  son una de las deidades de la Hidrología moderna. Concebidas en el terreno celestial de las Probabilidades, después de fregar un largo rato una larga serie de datos de lluvias acumuladas durante años, en lo posible todo machacado por computadora, emiten una cierta Seguridad; nos dicen que cierto evento de cierto tamaño ocurrirá sólo cada tantos años. 
Como cuando te dicen en el canal de ciencias que inevitablemente otro gran meteoro le pegará a la Tierra como aquel que mató a los dinosaurios pero que eso ocurre con tal recurrencia que es casi seguro que uno ya va a estar en el cementerio cuando  se repita.
Dieron lugar, estos engendros tales como las curvas de IDF,  a una ingeniería civil bastante novedosa y nada anciana.  Diseños de Estructuras que pretendían anticiparse al peor de los esfuerzos que le podría tocar en su vida útil.  Antes jamás se había hecho así: si un camino llegaba a un río, se hacía un puente que pasara de orilla a orilla,  mas luz para que el agua circule por lo que era el evidente valle de inundación del río desbordado - que siempre deja su marca en el terreno - mas un buen tanto más por las dudas.
Pero las estadísticas, las leyes de probabilidad y las computadoras permitieron macerar los datos del pasado registrado y emitir avisos sobre el porvenir y diseñar el puente para la Máxima Crecida Probable durante su Vida Util, así, pomposamente enunciado.
Hasta que se hizo evidente el Cambio Climático.
Patentado que fue, todas las curvas IDF y cosas por el estilo basadas en los últimos 100 años de pacientes anotaciones se fueron al diablo porque estos estudios se construyeron pensando que los siguientes 100 años iban a  ser básicamente parecidos y ahora se sabe - cruelmente en el caso de algunos desastres naturales - que no lo serán. Que ya no lo están siendo.
Hay, desde luego, nuevos desarrollos para tratar de extrapolar todo lo extrapolable, y estimar los efectos de la tropicalización del clima, y corregir sintéticamente las curvas.
Pero de todos modos buena parte de la ingeniería de infraestructura quedó sub-diseñada, agregando que mucha venía ya muy retrasada en su ejecución por temas financieros y económicos.
Entonces, pues,  ahora quizás vengan años de una nueva Ingenieria. Una de parches y enmiendas mientras se juntan los recursos para hacer Obras Mayores. Una ingenieria que analice no la Obra Ideal y Suficiente sino las consecuencias del fallo del sistema 
La computadora seguirá siendo la herramiento, pero no ya para anticipar a la Naturaleza y hacer la ingeniería perfecta sino analizar los escenarios de fracaso de la obra y diseñar los manejos y remiendos más rápidos y enconómicos para paliar a los sistemas colapsados.   Estaciones de bombeo, quizás, para hacer una succión adicional en la descarga final y acelerar el drenaje natural de las colectoras mayores de un drenaje urbano. Se supone que las bocas de tormenta se distribuyan parejo porque su función es evacuar el agua superficial hacia el drenaje. Pero si se acepta que a veces no darán a basto y que el agua se acumulará en las zonas bajas encontces quizás hay que hacer más bocas allí. Y quizás con compuertas válvulas que eviten los reflujos. Y quizás habrá que maximizar las limpiezas y los sistemas de pronóstico corto y alarma.
Una ingenería del zurcido, cortita, poniendo el dedo en el agujero que empezó a gotear y muy olvidada de lo faraónico. En estas Pampas ya alguna vocación alámbrica había con eso.