martes, 29 de noviembre de 2011

Breve tesis cultural (II)

Esta regresión a lo local y lo propio es una consecuencia de la Entropía mental del tipo. Antes, cuando era joven, buscó el Principio Universal de Todas las Cosas. Se interesó por la Física, por la ecuación final, por abarcar el Cosmos. Ahora, agotado, perdido, se refugia en apenas desandar sus aledaños. la Geografía, antes mera colección de estampillas, ahora lo seduce. Se duerme leyendo mapas. El pueblo más miserable que vió en su vida fue Real Sayana, antes de Icaño, por la 34. Una vez hace treinta años cruzaba un vado en Carlos Paz con sus amigos y vio a una morocha tendida junto a sus amigas tomando sol mientras el agua corría. La mujer más bella del mundo, pero no le dirigió la palabra. El tipo, que ya renuncia a entender el Todo, acumula datos sueltos. Anécdotas. Al final cree entender cierto pasaje de Borges.

En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.


Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes
Libro Cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658

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