jueves, 24 de mayo de 2012

Keynes con dracmas

Como dice la economía marginalista, un poco de agua dulce al lado del Paraná no vale nada y un trago de agua dulce en el Sahara vale más que los diamantes. El gobierno se encargó de que el billete verde escaseara y, por supuesto, produjo la estampida del dólar que quería evitar. Es una cuestión cosmológica: el que cree en la Naturaleza deja que las cosas fluyan y el que cree en el control quiere mandar sobre las cosas. Y se enoja cuando no obedecen. El cuento macro, avalado por sinnúmero economistas no necesariamente oficialistas, según y por el cual el flujo de verdes está bien controlado y gracias a las restricciones de importación y turismo y demás la cuenta de Moreno cierra y la divisa no tiene porqué subir ... se parece al cuento de la convertibilidad según y por el cual teniendo igual cantidad de dólares en el Central que pesos impresos circulando la Convertibilidad duraría mil años. Al "cerrar" la cuenta macro con las restricciones y demás el Gobierno ha revelado cual es la materia más escasa y por ende su precio sube. Todas las acciones normalmente esperables ocurren: el que tiene uno de esos billetes con la cara de Benjamin Franklin no lo cambiará para invertir aquí, y el que tiene billetes argentinos hará lo posible por obtener de los otros. El que tiene activos dolarizables los indexa por el dólar negro y el que no los tiene corre a comprarlos y acepta el precio indexado. Como una joya el Gobierno advierte que los depositos en pesos aumentan, producto de su eficiencia para cerrar la compra de divisas. Puede ser. Pero la avidez por sacarse lo pesos de encima prevalece: la mercadería se retiene, los aumentos de precio se convalidan, y si tener plata nacional es un problema ... Hay una ecuación en la minería que es así: Si la tasa de aumento de un metal es mayor a la tasa del banco, conviene no sacar un crédito para extraerla. Todo lo que vemos de aumento en el consumo, toda celeridad en las transacciones, ahora no es para producir. Es para atesorar. Hay otra Ley de otro alemán que dice que entre dos monedas a elegir siempre el individuo se quedará con la más confiable. Nuestros keynesianos leyeron eso de que la emisión estimula la producción combatiendo el atesoramiento... pero les falta un corolario: Es la emisión de la moneda más confiable lo que estimula - en ciertos márgenes y circunstancias - la actividad económica. La emisión de la moneda despreciable provoca - mas tarde o más temprano - huída a la moneda dura y si esto se cierra provoca atesoramiento de bienes indexables.

1 comentario:

  1. Que buen comentario Ulschmidt, la ley de Gresham clarita en Argentina: la moneda mala expulsa de circulación a la moneda buena, que se atesora. Lo curioso es que la moneda "buena" esta vez es el dólar, que capaz que también le llegue su turno, gracias a Obama/Bernanke.
    vivimos tiempos interesantes, hay que disfrutarlos.

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