Encuentros con el Diablo

En Chile, cerca de Curicó, en la década de 1830, el muy ingenioso payador y mulato Taguada es desafiado por el Licenciado Javier de la Rosa, hombre letrado e ilustrado.
Payan por 80 horas sobre los más diversos temas y De la Rosa, con sus conocimientos, al fin vence al negro llevándolo a temas sobre los que el rústico nada conoce y su ingenio no alcanza a suplir.

Adiós, mi tierra querida;
me voy, mi Chile adorado.
Recibe en tu paz dormida
al que tanto te ha cantado

Se aleja pues el oscuro y luego lo encontrarán unos dicen muerto junto a un río y otros ahorcado con las propias cuerdas de su guitarra.
Paralelamente en Argentina, dicen algunos que en los pagos del Tuyú, en la década de 1830 según testimonió el general Mitre y cantó Obligado, el más célebre payador Santos Vega se enfenta a Juan Sin Ropa que no es otro que el Diablo mismo. Payan, Vega cantará a la tierra, a las auroras, a los vientos, a la Pampa profunda.
Calla Vega y al cantar Juan Sin Ropa despliega un visión grandiosa, progresista, anuncia el fin del mundo conocido y el devenir de uno nuevo

Como en mágico espejismo,
al compás de ese concierto,
mil ciudades el desierto
levantaba de sí mismo.
Y a la par que en el abismo
una edad se desmorona,
al conjuro, en la ancha zona
derramábase la Europa.
Que sin duda Juan Sin Ropa
era la ciencia en persona

Santos Vega reconoce su derrota y Juan Sin Ropa lo fulmina con fuego.

Ni aun cenizas en el suelo
de Santos Vega quedaron,
y los años dispersaron
los testigos de aquel duelo;
pero un viejo y noble abuelo,
así el cuento terminó:
"Y si cantando murió
aquel que vivió cantando,
fue, decía suspirando,
porque el diablo lo venció".

Pero en Colombia, en un indeterminado lugar y tiempo, Francisco el Hombre - presunto fundador del vallenato - enfrentó con su acordeón al Diablo y un tal Florentino lo hizo en Colombia. Ergo, pues, nos enfrentamos a una larga tradición dispersa en toda América de poetas que con su ingenio se enfrentan a la sabiduría del Diablo que represnta, a su vez, la herejía del Progreso y del cambio.
El molde siempre es el mismo y lo que ocurre es que a payadores de celebridad en cada época y lugar se les atribuye, tarde o temprano y ya cuando están muertos y son leyenda, el haber confrontado con el Diablo.
O bien el Diablo se presenta cada tanto y confronta con poetas destinados a ser célebres.