domingo, 21 de julio de 2013

Mercado y feedback

El comportamiento de estampida entre los pensantes que tanto indigna a algunos filósofos podría ser, sistémicamente hablando, inevitable.
El trigo escasea, los que lo tienen lo retienen aún más, lo que no tienen van a comprar el doble de lo que acostumbran.  Empeoran la situación, se dice, pero ese comportamiento es inevitable. Provoca la subida de precios que dispara la retroalimentación: tendencia a consumir menos, a sustituir por otras cosas, a conseguir de otros mercados, a  mediano plazo a sembrar y producir más. 
Si el precio siguiera incólume ninguna de estas acciones se justificaría. 
En realidad primero hay una retroalimentación positiva, dado que los entes pensantes anticipan el escenario y actúan como si ya ocurriese la escasez próxima y eso dispara la retroalimentación negativa.
La retroalimentación negativa es mero termostato: se enfrió el agua del termotanque, abre la válvula del gas.
La retroalimentación positiva es cuando, a sabiendas de que toda la familia va a bañarse en la próxima hora, la dueña de casa se arrima al termo y sube el termostato al máximo.  Algo que es derrochón de combustible si se hace todo el día pero ayuda a juntar agua muy caliente ante la incipiente demanda. Y por supuesto se anticipa o se posterga el lavado de platos, pero no se hace coincidir con la ducha.
En verdad puede haber retroalimentaciones positivas tan bobas como las negativas, e incluso desiquilibrante.  El aumento de temperaturas globales causa el derretimiento de hielos y nieves, el albedo (blancura de la tierra) disminuye, su capacidad de rebotar luz al espacio disminuye, se vuelve más oscura, almacena calor, que aumenta el derretimiento....
Pero, en general, los sistemas abiertos que han subsistido predominan en retroalimentaciones negativas y ello, justamente, porque han prevalecido. Contienen un mecanismo regulador que combate el cambio, los vuelve al punto de equilibro y salva su estructura de funcionamiento.
Y, desde que aparece la Vida y más aún la Conciencia, la retroalimentación positiva dispara una acción destinada al Futuro.  Compensa el efecto esperado del Cambio. Tras el incendio, las piñas del pino estallan por el calor y desparraman semillas: se anticipan a un bosque arrasado, sin sombras, sin competencia por sol, agua y nutrientes, recién fertilizado por los minerales que quedan en las cenizas y la próxima lluvia infiltrará en el suelo. 
Como cada ser pensante lleva ambos mecanismos el intento de secuestrar uno de ellos por parte de la Autoridad es resistido siempre. De hecho dispara retroalimentaciones adicionales en los individuos y el cuerpo social que compensan o superan la previsión de la noble autoridad que vela por nosotros y pretende liberarnos del ejercicio de pensar por sí mismos. 

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