sábado, 1 de junio de 2013

Las Siete Tesis del viejo Gschwind (I) la sobrevivencia de las explicaciones mágicas

Gschwind, estando en el loquero de las Flores, no encontró más remedio que entregarse a la lectua del "Ser y Tiempo" de Heidegger poque alguna vez en su juventud se había prometido leerlo para cuando estuviese loco.
Para digerirlo se procuró otro librito contemporáneo al que pensaba acudir distractivamente cuando el "Ser..." lo agobiase.
Tratábase de un tal "Digeriendo "papers"" de un tal Golombrek - o algo así. Una parodia de los trabajos científicos que los investigadores universatarios deben producir y publicar para justificar sus sueldos y sus becas.
El autor de la parodia, en un largo y continuo chiste para universitarios, exageraba con los términos complejos, los gráficos, tablas y citas bibliográficas  que suelen acompañar los "papers" de verdad.
A Gschwind en cambio le interesaron más los esotéricos temas.
Un primer trabajo o tesis versaba sobre la Caída de los Gatos Atados a Tostadas untadas con Mermelada.
Todos conocen la Ley de Murphy que postula que una tostada untada con mermelada, si cae al piso, caerá siempre del lado de la mermelada, arruinándose.
Y todos conocen la afirmación de que los gatos siempre caen parados.
En el hipotético experimento del paper una cantidad de gatos son atados a tostadas con mermelada en su lomo y arrojados al piso. Se usan distintas clases de gatos, de mermeladas y de tostadas. La tostada con mermelada a veces se ata al lomo del gato con la mermelada para arriba y a veces para abajo - lo cual es un enchastre para el pelo del pobre animal.
Indefectiblemente - o con un error muy pequeño - los gatos con la tostada con mermelada puesta para arriba o para abajo caen siempre parados.
Se hace el experimento de control arrojando solas  las tostadas con mermelada y estas caen, muy mayoritariamente, con la mermelada para abajo.
Lo primero que observa Gschwind es que estos resultados a la gente que se los cuenta le parecen razonables y obvios. Ceferino Velozo casi ni le contesta "Claro" - le dice - "mire que usted se fija en cada pavada"
Gschwind, por supuesto, tiene su física clásica in mente para explicar los fenómenos. Las tostadas son de pan tostado, ligero y poroso, y la mermelada es una sustancia espesa. El lado untado de la tostada pesa más, al caer en el aire girará hacia abajo y tocará el suelo primero. Si se clavase un alfiler en una goma de borrar, por ejemplo, y se la lanza sobre el escritorio desde cierta altura, la goma caerá primero y el alfiler quedará para arriba como una banderita.
Y los gatos son, desde luego, seres que andan por las alturas y su fisiología y sus reflejos están preparados para caer parados.
Luego los gatos pesan más que las tostadas untadas y en el hipotético experimento su peso predominará en el resultado (podría, eventualmente, atarse una tostada gigante al lomo de un gato con varios kilos de mermelada para arriba y ver cómo ésta cae para abajo y el gato queda patas para arriba)
Pero a Gschwind lo maravilla que el Sistema Mágico también queda incólume.  Que las tostadas caen siempre arruinando la mermelada es un chiste cósmico que a todos encanta, que los dioses de los gatos los protegen de las caídas se considera sabiduría ancestral.  Lo que ocurre en el ilusorio experimento es que la proverbial suerte del Gato predomina sobre la mala suerte de la Tostada. Y todo el mundo ya intuía eso sin acordarse de la física ni arrojar gatos atados a tostadas.
La magia del Gato es más poderosa, y esto incluso se parece a la explicación racional: el peso del gato es mayor que el de la tostada untada.

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